Una ilicitana de nacimiento, enamorada de Madrid, que después de casi 10 años siente la ciudad como suya. Con una carrera enfocada al mundo artístico nunca esperó convertirse en la propietaria de una floristería en su barrio predilecto de Madrid.
La boda de su hermana marcó su futuro de una manera inesperada. Tras ayudarla con la decoración floral del evento, se dio cuenta de que algo le había despertado, un interés que pasaría a convertirse en profesión.
La escuela Española de Arte Floral vino después, para hacer un poco más tangible el sueño y comenzar con su formación. Unos meses intensos dieron como resultado un puesto de trabajo en una de las floristerías referente de España. En ella la ayudaron a crecer profesionalmente y con ello vino su decisión de crear su propio espacio.